La escritora chicana Gloria Anzaldúa y la poeta chilena Gabriela Mistral guían el trabajo de Daniela Catrileo, escritora invitada de La Furia del Libro 2022. La autora de Río herido (Edicola, 2019) y Piñén (Libros del Pez Espiral, 2019) y El territorio del viaje (Edicola, 2022), que vive en Valparaíso, dice que trata «de estar en diálogo y en lectura permanente con lo que me antecede y con lo que se mueve en el presente [en la ciudad]».
Santiago no es Chile
Y Santiago tampoco son sus periferias, hay islas flotantes fuera del centro que tampoco entran en su categoría de ciudad. Donde voces, tonos, palabras dan vueltas más allá de la lengua capitalina.
Adónde llevarías a alguien que visita por primera vez tu ciudad
Daríamos una vuelta por el cerro Playa Ancha: ver el mar entre los roqueríos de Las Torpederas y Playa Carvallo. Una vuelta por el cementerio n°3 de Playa Ancha, un paseo por los acantilados y quebradas. Un recorrido en la micro 705.
Cómo es la relación de tu ciudad con los libros
Vivo Valparaíso, una ciudad donde la literatura ocupa un lugar histórico y sigue siendo parte del territorio. Entre encuentros literarios, festivales, librerías y escrituras que han testimoniado estéticamente el paisaje, el acontecer político y social, también su cotidianeidad. Por tanto, trato de estar en diálogo y en lectura permanente con lo que me antecede y con lo que se mueve en el presente, como gesto mínimo de situarse, indagar su genealogía y habitar sus recovecos.
Describe tu último libro, El territorio del viaje (Edicola, 2022), en tres palabras.
Sur, intimidad, movimiento.
¿Qué te llevó a ser escritora?
Los diarios de vida en la infancia, los talleres literarios en el colegio, el amor por los libros.
¿Qué música escuchas cuando escribes?
Escucho mucho a Beach House, también mix de música indie en otros idiomas, diferentes al castellano, para perderme en otras lenguas.
¿Cuál fue el último libro que te sorprendió?
Los hijos de Goni de Quya Reyna, un conjunto de relatos en tono de crónicas situadas en El Alto, Bolivia. Una escritura necesaria para tantear las tramas complejas de las movilizaciones políticas, especialmente la guerra del gas del 2003. La autora escribe sin dejar de lado el humor y la perspectiva de la infancia. Nos retrata un mundo aymara revuelto con el mundo popular. Creo que es un libro que permite desfetichizar la percepción sobre los pueblos indígenas, acercarse a las tramas grises y testimoniar el racismo inserto estructuralmente en nuestros países.
Un escritor/a al que siempre vuelves.
Gloria Anzaldúa y Gabriela Mistral, son mis fantasmas, sus escrituras me orientan. Las siento como una especie de oráculo al que necesito retornar cuando me pierdo.
Un consejo para escritores/as jóvenes
Hagan comunidad, articulaciones, alianzas, amistades, especialmente con otres que se apasione por crear, experimentar y reinventar todo.
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